Tuesday, November 4, 2014

Madera de MVP.

Mucho se ha hablado este año de la posibilidad de que el nigeriano Obafemi Martins se lleve el título de jugador más valioso de la Liga y por su puesto en el Seattle Sounders, título, este último, que ha sido casi propiedad única y exclusiva del cubano Osvaldo Alonso.

Los números del nigeriano son realmente impresionantes 17 goles, 13 asistencias  en 31 partidos hablan a las claras del impacto de “Oba” para el equipo lo cual unido a los 15 de Clint Dempsey definitivamente mueven la atención mediática hacia el frente de ataque del Sounders, el segundo equipo más goleador de la Liga  con 65, dejando como casi siempre a oscuras la tremenda labor de recuperación y de distribución de balones, que el oriundo de San Cristóbal realiza en cada partido.

Se dice también que los jugadores grandes,  esos que están hecho de un material diferente, aparecen en los partidos importantes y cargan sobre sus hombros a sus equipos y eso fue precisamente lo que hizo Ozzie este sábado.

Con un Martins desconocido en el partido más importante del año hasta el momento, el de ida de las semifinales de la conferencia oeste, tragándose un par de goles, el primero de ellos solo contra el portero del FC Dallas, apareció la figura del cubano cual general para comandar a los suyos en un encuentro que se complicaba, una labor que no pasó inadvertido por los analistas de la MLS que lo nombraron como el mejor jugador del partido.

Controló y dominó el medio terreno a su antojo y no conforme con ello se mandó al ataque y encontró el gol del empate que le da la tranquilidad a los suyos de ir a definir la serie en su estadio que sin dudas estará a reventar.

Con el partido 0-1 en contra, una falta casi sobre la línea de cal de la derecha originó un tiro libre sobre el área del FC Dallas, y allí en el bulto, en el medio de la masa compacta de jugadores y torres se vio al diminuto 6, en una posición totalmente extraña para él acostumbrado a lindar los bordes del área con la el taco lleno de tiza para descargar un bombazo ante cualquier rebote.

Pappa colgó el centro y en la carrera los gigantones perdieron la marca del cubano que apareció solo con espacio y tiempo en la boca de la portería para con sangre fría mandar el balón al fondo del área para el 1-1 y desatar la celebración de los seguidores del Seattle que habían viajado a apoyar al equipo.

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