Hace unos años
atrás a raíz de la obtención del campeonato Nacional por parte de Ciego de Ávila
hablaba con Leonel Duarte y le preguntaba quien era para él la figura más
importante del equipo. Si el Cheva con su labor magistral del mediocampo, o el
Keko con sus goles, o Reisandri por su labor en el sector defensivo, y la
respuesta del Leo de Cuba fue categórica y rápida: Raúl González Triana, su
técnico.
Triana quien en
mi opinión, junto a Chandler, son los dos mejores técnicos en Cuba actualmente
y a los que con gusto confiaría nuestra selección ha tenido una larga historia
al frente de nuestras selecciones con puntos, como cualquier técnico,
altos y bajos, y con el cual hemos diferido o estado de acuerdo a
lo largo de los últimos años.
Siendo el
primero en reclamar su regreso a la selección y criticar su remplazo por
Reihold Fanz durante la eliminatoria del mundial Sudáfrica 2010, sigo
pensando que bajo su dirección técnica aquel equipo hubiese llegado mucho más
lejos y no se hubieran perdido tantos jugadores; también fui el
primero en reclamar su salida de la misma tras la Copa de Oro del 2011, pues
entendía que su ciclo estaba terminado, y que ambos: selección y Técnico
necesitaban un distanciamiento por el bien de los dos pues su relación se había
convertido en tóxica para ambos y hoy al cabo de estos años me siento feliz de
haber hecho aquel reclamo y de que Triana fuera destituido al frente del
seleccionado.
Y es que tal decisión
le permitió al técnico avileño alejarse un poco de las luces y comenzar su
trabajo con un grupo de muchachos a los que primero encaminó hacia la
obtención, por primera vez, de la clasificación a un Mundial Sub 20, mostrando
un equipo organizado y disciplinado que terminó cediendo en Turquía ante
rivales de mayor jerarquía y preparación.
Sin embargo su obra no
estaba terminada y en estos juegos Centroamericanos, escribió, creo sin temor a
equivocarme su mayor obra de arte, no solo por los resultados, sino por el
nivel de juego de sus jugadores, por destacarse como el gran estratega que es,
por leer los partidos antes y durante los mismos, por saber mover sus piezas y
hacerlo sin miedo o siguiendo un libreto escrito de antemano,
adaptándose a los cambios y dinámica del partido.
Fue Triana,
para mi, como para Leo en aquella conversación, la figura más importante de
este equipo y sin duda el artífice de este triunfo, no sólo por lo expuesto en
el párrafo anterior, sino también por su relación con sus jugadores, por ese
respeto que supo inculcarle a sus muchachos que no dudaban en buscarlo
y abrazarlo en señal de agradecimiento en cada gol, en cada triunfo
conseguido.
Fue esa labor
la que le permitió al técnico avileño tomar a este grupo de muchachos llenos de
talento y hacerlos jugar como el equipo que es hoy, pues en el futbol, de poco
sirven las individualidades si el colectivo no funciona y se necesita de un
verdadero educador para limar los egos y poner a todos en función del equipo.
A Triana sin
duda alguna hay que agradecerle este triunfo que hoy disfrutamos, hay que
señalarlo como responsable principal de esta alegría pues no podemos
olvidar al hombre del banquillo el de los gritos desde la línea de cal.
Porque en la vida hay que ser justos y la justicia no es solo criticar cuando
las cosas salen mal, sino también alabar y exaltar cuando se hacen bien, y ante
nuestro técnico tenemos hoy que quitarnos el sombrero, porque cuando se gana
también es obra del técnico.
Felicidades Profe, en
hora buena.
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